Cerdeña

Cerdeña es una isla grande, unas seis veces más grande que Mallorca. La distancia entre Santa Teresa de Gallura, en el norte, y Cagliari, al sur, es de unos 300 kilómetros.

Situada en el corazón del mediterráneo occidental, Cerdeña nos sorprenden con algunas de las mejores playas del Mediterráneo. Su impresionante patrimonio histórico y cultural y una exquisita oferta gastronómica hacen, de esta isla, un destino esencial para el disfrute de los sentidos. No puedes perderte el cochinillo a la brasa en las zonas del interior de Cerdeña. Además de la buena pizza, el buen vino y los embutidos locales como la coppa.

Esta isla italiana de bosques frondosos y valles llanos cuenta con maravillosas playas bañadas por aguas transparentes de arena suave y blanca.
Cerdeña sorprende por sus contrastes naturales, entre las costas rocosas y las plácidas ondulaciones de sus altiplanos, y por la variedad de vestigios de civilizaciones que se encuentran por toda la isla.
La isla tiene una historia milenaria, viva en testimonios arqueológicos diseminados por todo el territorio. Menhires, dólmenes, domus de Janas, pozos sagrados, tumbas de gigantes y un sinfín de complejos nurágicos, lugares sugestivos y llenos de encanto, en contacto con la naturaleza y la historia.

La zona que, sin duda alguna, merece más el título de la Stonehenge sarda, es la de Pranu Muttedu. En ella se encuentran las Perdas Fittas, los vestigios mejor conservados de la civilización neolítica.

Más de siete mil torres de piedra y muchas más que todavía pueden salir a la luz. Probablemente, los nuragas, símbolo de la isla, eran el centro de la vida social de una civilización que floreció a principios de la Edad de Bronce (mediados del segundo milenio a. C) y llegó hasta la Edad de Hierro (s. IX a. C.). En algunas áreas, como en el valle de las Nuragas (en la zona de Logudoro) hay treinta ejemplares, uno al lado de otro, separados apenas unos centenares de metros. El de Barumini, su Nuraxi, ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Son especialmente atractivas sus costas (1.850 km), en las que, a pesar de la llegada masiva de turistas en la época veraniega, aún se pueden encontrar numerosos parajes marinos intactos, de aguas cristalinas, y playas y rocas realmente hermosas.
Con un clima templado, la isla de Cerdeña es uno de los destinos más codiciados por los aficionados a los deportes náuticos y por quienes desean pasar unas vacaciones en el mar.

Además de sus playas y montañas, la isla ofrece a los visitantes extraordinarias catedrales románicas, bellas iglesias góticas, ruinas antiguas de ciudades púnicas como las de Tharros y Nora, y excavaciones romanas en Caligari, antigua Carrales, y Porto Torres. 

Cagliari, la capital, enclavada en una bahía blanca, conserva importantes restos de los períodos fenicio, cartaginés y romano. Tiene un interesante centro medieval y alberga el Museo Arqueológico Nacional, en el que se conservan restos nurágicos, fenicios, romanos y bizantinos. Destaca el anfiteatro romano del S. II.
En sus alrededores está situado el Parque Natural del Molentargius, que acoge una numerosa colonia de flamencos, entre otras especies de aves.

Alghero, al noroeste de la isla, es una localidad pesquera protegida por una muralla y siete torres del s. XV. Es la única localidad italiana en la que se habla el catalán. Resulta inspirador pasear por su casco antiguo. El Palau Reial o la iglesia de San Francesco son algunos de los edificios de la herencia gótica catalana. A 23 km de Alghero, en la punta del Cabo Caccia está la hermosa gruta de Neptuno, a la que se llega descendiendo la Escala del Cabirol, de 656 peldaños, que lleva a la entrada al nivel del mar. Una característica de la zona es la tradicional elaboración artesana del coral.
Muy recomendable es visitar las esplendidas playas de la zona de Stintino, un encantador pueblecito de pescadores con barquitos de colores descansando en las orillas de sus calas. O Spaiggia della Pelosa, con sus playas de arena finísima y aguas son poco profundas casi siempre están en calma, vigiladas por una atalaya catalano-aragonesa que se alza sobre la escarpada Isola Piana.
Costa Esmeralda, al noreste de la isla, es la zona más exclusiva del Mediterráneo. Frecuentada por famosos, modelos y celebridades con sus inevitables paparazzi. Lujo y glamour donde destaca la Playa del Príncipe, también llamada Arzachena por la favorita del príncipe árabe Aga Khan IV, probable fundador de Costa Esmeralda en los años 60. También es conocida para los locales como la playa de Portu Li Coggj.. Abundan las villas suntuosas y los complejos hoteleros, sobre todo en Porto Cervo y Santa Teresa, donde se dice que están las mejores playas.
Santa Teresa de Gallura disfruta de Rena Bianca, su playa principal, desde donde podremos contemplar el estrecho de Bonifacio hasta Córcega y la Torre di Longonsardo del s. XVI.
Uno de los secretos mejor guardaos de Cerdeña es el Parque Natural del archipiélago de la Magdalena, formado por más de 60 islas, tres de ellas habitadas: La Magdalena, Caprera y Santo Stefano, un auténtico espectáculo de la naturaleza.
Más hacia el sur, se suceden impresionantes calas y pueblecitos pintorescos hasta llegar al Golfo de Orosei, cuya playa fue declarada en 1995 por la Unesco monumento natural por su singularidad, e inconmensurable belleza. 
Más abajo, llegamos a la costa de Barisardo, ocho kilómetros de playas esplendorosas, rocas y arena de colores. Las aguas son famosas por su azul y su transparencia, debidos a la presencia de posidonia del océano, que funciona de filtro de purificación. Muy apta para el snorkel.
En el cabo Pula, en el extremo sur, nos espera la playa de Nora, de arena fina y aguas poco profundas, una obra de arte natural donde disfrutar de las ruinas cartaginesas de Nora.
Ya hacia el oeste, La Costa Verde se nos presenta con sus playas de arena dorada y el color verde de sus aguas poca profundas. Portixeddu es un pueblo minero ubicado a los pies de una ladera. En su extensa playa, nada masificada, reina la tranquilidad.
Muy cerca nos encontramos con el impactante desierto de Dunas de Piscinas. Algunas llegan a alcanzar hasta 60 metros de altura y penetran en el interior varios kilómetros hasta llegar a la playa y sumergirse en un mar maravilloso. Se puede ver un barco hundido a unos pasos de la orilla, la vieja ciudad fantasma – antigua colonia de mineros - de Ingurtosu y la mina de Montevecchio.